22 noviembre 2009

Arif, el conquistador

Tras echar la tarde, entre sonrisas y algo más, repasando los posts de Renaldinhos y Pavones, uno de ellos me ha hecho volver atrás, a un pasado no muy lejano. Arif Erdem. Arif... Recuerda Pableras, autor de la entrada, que su paso por San Sebastián fue una espantá en toda regla. No le falta razón, toda vez que venía con vitola de buen 9 (236 partidos para el Galatasaray, 64 goles), y apenas fueron dos los partidos que se le vieron por Anoeta. Metió un gol, eso sí. Pero mis recuerdos no van por el jugador, sino por su nombre.

Ya comenté, en algún post anterior, mi afición por el fútbol chapas desde que mi padre me enseñó de chico. Las chapas es un juego que hoy está relativamente mal visto -más que mal, diría raro- por la juventud. Tengo la sensación de que se ve como algo muy friki. Demasiado. "Un tío de 21 años jugando a las chapas... raro raro raro". Debe ser que eso de usar imaginación, currarte las cosas a mano, divertirte de una forma no virtual ni alcoholizada... Nunca me importó esa imagen, y estuve, hasta adentrada la carrera, dándole al fútbol chapas con mis antiguos amigos de la sierra.

Tal era nuestra pasión que no jugábamos sólo la Liga española. ¡Qué va! Copa del Rey, Liga de Campeones, Mundiales, Eurocopas... Hasta jugamos una Premier League y una Serie A, reducidas a ocho equipos, eso sí. Y ahí entra Arif. En el sorteo de equipos de la Liga de Campeones (por los grandes nos pegábamos, a los maluchos los sorteábamos), me tocó el Galatasaray. Eché mano de la Guía de la Liga de Marca, vi la plantilla y entre los delanteros aparecía Arif.

Con un diseño de camiseta -algo cutre para qué negarlo- de uno de mis colegas comenzó la Champions. Comenzó para el Galata, se acabó para los demás: arrasé a todos los que se plantaban ante mí, y de una forma inexplicable, todos los goles los metía Arif. Todos, y eso que tenía estrellas como Hakan Sukur, Gica Hagi,
Emre Belozoglu, Umit Davala, Hasan Sas...
Hasta creo recordar que llegó Mario Jardel. A mi Arif eso, todo, le daba igual, incluso desde dónde se encontrara para tirar. A veces la chapa estaba dada la vuelta y ni siquiera sabía que era él. Causaba el terror. Nadie era capaz de pararlo. Pleno de victorias en la liguilla y en las eliminatorias, algo nunca igualado. La final la gané, no recuerdo a quién, pero creo que Arif metió dos o tres. De cinco Champions que jugué, tres las ganó el Galata, siempre con Arif Erdem al frente. En las dos restantes traté de ganarla con el Milan, previo fichaje del nueve turco. No hubo manera. Era el dúo: Arif en el Galatasaray.

Hace un rato que han pasado las 10 de la noche de un domingo de invierno. Estoy en un curro en el que casi tengo la certeza plena que no seguiré. No hay perspectivas de futuro. Y, sin embargo, he esbozado una sonrisa gracias a Arif, y gracias a las chapas. Llamadme raro, pero me gusta.

1 comentario:

TaniT dijo...

Raro no. Te llamo ALcantara. Y es que ahora a Cuéntame ha llegado la moda del fútbol-chapas.... xD
Debe ser que como yo de niña no jugué a eso no entiendo la afición.