12 noviembre 2009

"Es un triunfo de la gente normal"

De parado a salvaguardia, durante 180 minutos, del sueño de un David de ciudad-dormitorio contra un Goliat de más de 400 millones de presupuesto. Ése ha sido el vuelco vivido por Juanma (Badajoz, 1980), portero del Alcorcón, el último año. "No estamos acostumbrados a todo esto, la verdad, estamos sobrepasados por el éxito", admite el guardameta, ex del Atlético y que el año pasado estuvo seis meses sin equipo.

Pregunta. ¿Qué supone su victoria?
Respuesta. Es un triunfo de la gente normal. Estas cosas hacen equipo. Cuando estuve en el Atlético íbamos a nuestra bola. Los jugadores llegan al campo, se entrenan y luego se largan a sus casas. No hay convivencia, no hay esa relación de amigos. Nosotros lo somos. Nos miramos a la cara y sabemos quién está preocupado por algo. Y le preguntamos, le intentamos ayudar, sie
mpre entre todos. Es algo especial. En Segunda B la gente se vuelve más casera, más humilde. La gente a su alrededor lo pasa mal, y eso hace que no sólo se vean a sí mismos, sino también al de enfrente.

P.
Más en su caso, que el año pasado estaba en paro.

R.
Sí. Uno nunca pierde la esperanza, y es más, creo que es una experiencia que todo jugador debería vivir al menos una vez. No es agradable, pero sales muy reforzado si eres capaz de pasarlo con profesionalidad. Te hace trabajar el doble, tomarte las cosas mucho más en serio. Piensas: "Cuidado, que esto se puede acabar". Te hace sentir que cada día puede ser el último, y te hace disfrutar muchísimo más de todo lo que consigues. Te asienta y te refuerza en todos los aspectos.


P. Se les vio disfrutar jugando más que el Madrid en los dos partidos. ¿Se ha perdido eso en los equipos de Primera?
R.
Por ahí va la cosa. Ahora se gana muchísimo dinero, se juega al fútbol, se atiende a eventos publicitarios. En Primera los futbolistas son iconos, y eso te descentra, no prestas la atención que se merece el fútbol. Igual ellos llegaron a Alcorcón sin saberse nuestros nombres, ni quién éramos. Al final, si se menosprecia al rival, pasa lo que pasa.


P.
Iba a ser usted el centro de atención del partido, ante la presunta avalancha del Madrid. ¿Cómo prepara un portero eso?

R.
Era consciente de que el Madrid llegaba apelando al espíritu de Juanito, al de sus grandes remontadas. Nos tenían que meter cinco, y el último eslabón de todo el sistema defensivo era yo. La clave, para mí, era la primera parada. Ahí estaba todo. Si en esa primera, creo que fue de Van Nistelrooy, la meten, habrían empezado a creerse la remontada, y a nosotros nos habría afectado. Pensaríamos: "Nos llegan una vez, nos hacen uno, esto es el Bernabéu"... Comenzaríamos a pensar en fantasmas, en lo de los 90 minuti molti longi... Al final pude resolver. Pasaron cinco minutos y no marcaban. Siguieron pasando minutos, y los que para ellos caían como losas, para nosotros eran un peso que nos quitábamos.


P.
Igual acaban ustedes dando todos el salto a Primera.

R.
Sería lo más normal del mundo, siempre lo pensé así. En Segunda B hay muchísimos jugadores con una calidad tremenda. Si los equipos de Primera y Segunda se fijaran verían un nivel altísimo de jugadores y entrenadores.


P. Como Anquela.
R.
No me quiero olvidar de él. Es un crack, es como nuestro padre. Te hace sentir especial, siempre. Cuando nos tiene que poner rectos nos pone, y cuando nosotros le gritamos, él asume que es uno más, y que puede equivocarse. En nuestro vestuario no hay entrenador y jugadores, hay una piña.

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