12 mayo 2009

Hierros y toros

Cambio. Si hay algo que define a la fórmula es la palabra cambio. Cambio de marcha, cambio de ruedas, cambio de posición, cambios en el reglamento... Hay un cambio del que no se habla tanto en el gran circo. No ha sido uno tan brutal como la """aparición""" de Brawn GP (que no viene a ser más que un Honda muy, pero que muy bien hecho), el descubrimiento por parte del gran público de un chisme llamado difusor o la parida del Kers. Es un cambio en la base.

En 2006 debuta en la F1 Toro Rosso, equipo filial de Red Bull. Su aparición no es espontánea, sino que reemplaza en la parrilla a
Minardi. El que para muchos era un equipo de chiste dejaba atrás 20 años en la competición. Su labor nunca fue aspirar a nada grande. A lo más tratar, de vez en cuando, de adueñarse de algunos míseros puntos (sumar 38 en 345 carreras lo deja bastante claro). Sin presiones ni objetivos. Claro que tampoco se podía pedir mucho a un coche que solían terminar de montar la semana antes del GP de Australia...

No. Su labor era otra. El equipo, los hierros con ruedas eran la escudería perfecta para que jóvenes pilotos comenzaran a fogearse en el gran circo. Mark Webber, Giancarlo Fisichella, Jarno Trulli dieron sus primeras vueltas con sus volantes. Del mismo modo, España también debería agradecer que por sus asientos pasaran Luis Pérez Sala, Marc Gené... y Fernando Alonso (en la imagen). En un video en Youtube el imberbe asturiano define que sería "un gran éxito" acabar en Albert Park porque el coche "es completamente nuevo". No sabía ni siquiera si podrían terminar. Pero ahí estaban.

Hasta 2005. En ese año Paul Stoddart, patrón de la escudería italiana, vende el equipo al imperio de Dietrich Mateschitz: Red Bull. La primera impresión que podría dar sería la de que la esencia de Minardi desaparecería bajo los intereses de una multinacional. Pero es equívoco. En los últimos años el equipo italiano ofrecía asientos a jóvenes a cambio de otros réditos: patrocinio, acuerdos con otras casas deportivas... En resumen, si tenías padrino, entrabas. Era una política con la que se podía estar más o menos de acuerdo. Pero Red Bull adquirió Minardi por una sencilla razón: dar oportunidades a los jóvenes pilotos de inmensa cantera que poseen, ya que tenían más candidatos en su programa Red Bull Junior Team que asientos disponibles. Esto supone que ya no importa tanto quien pueda apoyar al piloto, sino lo que pueda hacer con sus manos, algo bastante más equitativo y justo. Y ya ha dado su primer gran fruto: Sebatian Vettel (que debutó con BMW en Turquía como tercer piloto, pero tuvo la confianza de la casa austriaca para competir). Y en lo que a España se refiera, cuentan con nuestra gran promesa, Jaime Alguersuari.

El problema es que Toro Rosso lleva un año a la venta. Red Bull ya no puede hacerse cargo de ellos por motivos legales. El problema es: cuando se deshagan de la filial, ¿seguirá habiendo espacio para los jóvenes pilotos? ¿O estaremos ante un nuevo Force India, Midland y similares? Esperemos que no, que por una vez algo no cambie en la F1 y que la tendencia de los hierros con ruedas y los toros rossos se mantenga, por el bien de la F1.

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