Pero no. No todo es por negocio, just business que dirían los anglófonos. El mejor ejemplo, la venta-negociación-pugna entre Valencia y Real Madrid por David Villa. Si hubiera sido por negocio, el jugador hace ya que sería del Madrid. Una cantidad buena de dinero (42 millones) o una cifra inferior a cambio del segundo máximo goleador español de la pasada temporada (Álvaro Negredo), con una proyección tremenda. Es un buen negocio.
Pero enfrente está el Madrid. Y, al parecer, cualquier interés suyo en cualquier jugador de la Primera es poco menos que un acto de prepotencia, de arrogancia. El Barcelona fichó a Alves el año pasado al Sevilla y no pasó nada. Como no pasó nada cuando el Liverpool se llevó a Torres y, a cambio, el Atlético se hizo con Forlán.
Pero es el Madrid. Y en Valencia, desde que Mijatovic dejó la ciudad del Turia por la capital, se le odia. Sin más. No hay más que ver la pieza que hoy ha emitido Cuatro. Pero hay más. Una compañera de El País, Nadia Tronchoni, criticó ayer en Facebook -y con toda la razón del mundo- la labor que algún medio, sobre todo Marca, está ejerciendo en está ¿negociación? Un amigo suyo respondió que "Alguien deberia decirle a Villa lo que le pasa a los jugadores que abandonan el Valencia: Piojo, Kily, Mendieta, Farinós, Gerard...". Dentro de esa lista, curiosamente, está el de Mendieta, otro jugador pretendido en su momento por el Real Madrid. Pero antes que vendérselo, prefirieron enviarlo Italia, a un club, el Lazio, que no sé si aún les debe dinero. Un fracaso de operación se coga por donde se coga: la carrera de Mendieta se fue al carajo (no hay más que ver la alegría que desprendía su rostro en la foto), y el Valencia no olió ni la mitad de lo firmado con el Lazio. Pero es que lo quería el Madrid.
Alguien debería decirle a Villa que su club no se mueve por negocios. No. Siempre hay algo más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario