16 junio 2009

Don Manué

Entre la tristeza y la indignación. Así, a medio camino, anda el beticismo. Y da pena, puesto que es uno de los equipos que mejor caen en España, o al menos ese es el feeling que siempre he tenido. Bien por su cántico "Viva er Beti manque pierda", bien por la animadversión que genera el otro equipo de la ciudad. Pero el Betis cae bien, y a mí particularmente, me cae muy bien.

Baja revuelto el Betis, nombre dado al Guadalquivir en época romana, tras el descenso. Y la música de viento de la grada se dirige, en exclusiva, a su dueño, Manuel Ruiz de Lopera, aka Don Manué. Le culpan de que el equipo descienda, y piden en masa que se vaya del Betis. ¿Que se vaya? Existe ese detalle, que es el dueño. Para que se vaya, como sí se le podría exigir a Florentino Pérez o Joan Laporta, alguien debería pagar un dinero por sus acciones, pero nadie lo hace. Tampoco parece recordar nadie que este año el Betis ha sido uno de los clubes que más dinero se ha dejado fichando a gente. En torno a unos 48 millones de euros, para repescar a Oliveira o para traer a los Sergio García, Mehmet Aurelio (aunque no pagaran un euro al Fenerbahçe algo se pagó al representante), Emaná, Monzón... para hacer una de las mejores plantillas que ha tenido el club. Y sin embargo, como le sucedió al Atlético, su mejor plantilla no evitó el descenso.

No quiero hacer de este post un alegato pro Don Manué, pero hay cosas que no son justas. Y es que, el público verdiblanco, ese mismo que se manifiesta para que se largue, es el mismo que se vino abajo cuando Lopera arrebató al Madrid a Finidi, o cuando fichó a Denilson, o cuando el equipo se metió en Liga de Campeones... Y, sobre todo, con Don Manué el equipo ha sobrevivido sin meterse en líos económicos.

Queda pendiente el futuro del Betis, con o sin Lopera. Sinceramente lo único que espero es que vuelvan, a la mayor brevedad, a Primera, de donde no debieron salir nunca.

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