14 diciembre 2009

¿Qué esperan?

Soy periodista, y madridista. Cualquiera que gaste medio segundo en ver las etiquetas de este blog lo comprobará. Pero lo segundo no tiene porqué ofuscar lo primero, y mi empeño siempre ha de ser quitar el posible velo del forofismo para poder ver bien lo que hay delante. Como ayer, que me tocó ir al Calderón para escribir la pieza de vestuarios del Atlético-Villarreal. Coincidencia o no, siempre que he ido a la ribera del Manzanares se lía. Se lió con la presentación de Reyes, se lió en la derrota que suspuso el fin de Aguirre, se lió con Abel...

Lo que aún sigo sin entender es qué es lo que espera la afición del Atleti. Vale. El equipo acabó deplorablemente su participación en la Champions. Y este año está siendo especialmente nefasto. Pero me pongo a pensarlo y sigo sin entender muchas cosas. Ayer, por ejemplo, estuve contando cuántas pitadas le caían al equipo. Antes del gol (minuto 36) conté unas cinco. Pitadas al equipo, no al rival ni al árbitro. Con el gol todo el mundo era feliz, pese al nefasto partido que estaban jugando. Eso sí, empató el Villarreal y se lió gorda otra vez. La segunda parte fue un suplicio para unos (jugadores) y otros (afición). Y, una vez más, el Atlético palmó en el descuento y llegaron los temas de siempre: "Cerezo cabrón, fuera del Calderón", "Jugadores, mercenarios" y el resto de canciones que siempre están en el top 5 del respetable colchonero.

Pero, ¿qué esperan? ¿Qué quieren arreglar? No sé, pensemos en los sospechosos habituales, para ver qué se podría hacer:


La familia Gil - Enrique Cerezo:
no se van a mover de ahí salvo que aparezca un jeque de Abu Dabi con muchos maletines. Que se hicieron con el club de una forma poco clara eso es de sobra conocido. ¿Que la afición quiere que se vayan? Pues dejen de comprar camisetas, dejen de ir al estadio, dejen de apoyar económicamente a un club que, aunque duela, es patrimonio de unos particulares. Cuando deje -definitivamente- de ser negocio quizá se replanteen su salida, venta mediante. Pero simplemente protestando con una manifa de cuando en cuando no van a ir a ningún sitio.

El director deportivo de turno:
no es que no tenga el dinero de Madrid y Barça para fichar, es que no tiene un duro. No sé si es que los anteriores se lo llevan crudo, o es que sencillamente no hay. Lo que se ha fichado (pagando) este año ha sido Asenjo, portero al que todos vemos como el relevo, ni más ni menos, que de Iker Casillas en la portería española. A coste cero se ha fichado a un central internacional con España (Juanito) y se ha repescado a un lateral joven de la cantera (Valera), a un mediapunta potable (Jurado) y al enésimo tronco para el pivote defensivo (Cléber). Sigo pensando que lo que el equipo necesita, un medio creativo, lo tuvieron el año pasado: Banega. Pero los entrenadores (Aguirre y Abel) no quisieron apostar por él, volvió a Valencia y lo está haciendo tan bien que acaba de ser llamado por Argentina. Claro que si tuvieran 300 millones (¡qué 300, 100!) que pulirse otro gallo cantaría, pero es lo que hay. Ahora, que si venden a Agüero por 45 kilos ya no habría excusa para no reinvertir ese dinero. A cambio eso situaría, definitivamente, al club en un estatus de vendedor, cuando históricamente siempre ha sido (o así lo recuerdo) un comprador.

Los jugadores: mercenarios cuando pierden, dioses cuando ganan. La balanza llevaba tanto tiempo oscilando tan rápido que se ha roto. No hay gris. La plantilla tiene unos cuantos internacionales, que digo yo que no serán tan malos cuando son convocados por sus países. El mejor ejemplo de esta 'locura' es Reyes. De ser abucheado día sí, día también, a ser un referente. Quizá deberían seguir el ejemplo de San Mamés: nunca abuchea al equipo durante un partido. Ahí hay que apoyarlo a muerte. Pero si no gusta su actuación, cuando el trencilla pita el final la que les cae es gorda. Ayer dijo Quique que es complicado jugar así, con toda esa presión. Y lo creo. Vale que Ujfalusi es un huevón, que Juanito estuvo mal, o Perea, que chirría verlo. No es ningún Beckenbauer, pero a cada balón que tocaba le pitaba su afición. Como el año pasado con Pernía. Debe ser un infierno.

Quizá el problema de todo esté en que la grada no es capaz de asumir que, ahora, ya no son ese club grande que antes sí fueron. Ya no atraen tanto a grandes jugadores, ni poseen grandes riquezas con las que hacerse con otros. Quizá Barça y Madrid, sus rivales de antaño, están demasiado lejos. Y quizá ven como su puesto lo ocupa en Valencia, el Sevilla, incluso el propio Villarreal. Quizá han interiorizado tanto la farsa de que son El Pupas (el tercer equipo por títulos de un país NO puede llamarse perdedor) que ya no se la pueden quitar. Y quizá es que todo eso es difícil, muy muy difícil, de asumir.

1 comentario:

TaniT dijo...

Creo que en el último párrafo das en el clavo. Cuesta comprender que el Atleti ya no es aquel equipo que peleaba (con posibilidades) por ganar la Liga. De la Champions ni hablamos, que a estas alturas alguno se habrá echado ya a llorar.
Servidora, que es del barrio colchonero por excelencia, ve cómo, ciertamente, la afición ha bajado. Probablemente se hayan cansado de cargar con el sambenito de "sufridores".

¿Volverá algún día a ser este equipo el que era? ¿O quedará relegado, como el Rayo, para dar paso a equipos como el Getafe?