
Una vez dejados atrás a los atónitos nipones, sólo quedaba el portero. Tuvo duda entre salir a por el 5 blanco o no. Apenas tardó unos segundos en decidirse, pero esos segundos fueron un mundo ante semejante rival. Zizou ya sabía qué iba a hacer... y obviamente lo hizo. Pasó una de sus infinitas piernas sobre el balón, luego la otra. Con esto el diccionario de fútbol ya tenía para escribir una definición imperecedera de "bicicleta". El resto ya era demasiado fácil. Sin moverse el francés hacia lado alguno, el guardameta japonés se rindió dejándose caer hacia su izquierda. Vía libre, una suave vaselina y gol.
Era verano de 2004. Un uno de agosto de 2004 en el Estadio Ajinamoto, en plena capital nipona. A un lado, el Tokyo Verdy. Al otro, el Real Madrid. Al final de los noventa minutos, 0-4. Aparte del inmenso gol de Zidane, marcaron también para los blancos Ronaldo, Figo y Morientes. ¿Será este año igual?. Dentro de poco lo sabremos. Tokyo espera al Madrid, la revancha está servida.
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