El Xi Mang Hai Pong cierra una lista en la que aparecen, entre otros, el Itumbiara, brasileño, los Dallas de la Major League Soccer de Estados Unidos y Al Nasr, de Dubai. Hoy, no quiere colgar la bicicleta. "Tengo fútbol para dos o tres años más", afirma sin eludir la autocrítica: "Tomé decisiones precipitadas, pero en la vida todos nos equivocamos". Incluso contempló la opción del retiro: "O pasaba tres meses en Vietnam y me retiraba, o volvía a Brasil, me recuperaba y jugaba unos años más. Para retirarme me habría quedado allí: podía hacer lo que quisiera, ¡estaban como locos conmigo!". ¿Y por qué ir a Vietnam? "Me hicieron una oferta muy buena. Salía de una lesión y la única forma que tenía de ponerme bien era ir allí". El acuerdo, según comenta ya en Brasil, "era estar un mes cogiendo forma". "Llegué un sábado y el lunes me hicieron entrenarme. Se lo dije al representante y en rueda de prensa: necesitaba tiempo. No sé qué tradujeron, ¡pero no entendieron nada!".
"Mi llegada a Vietnam fue casi igual que la de Kaká a Madrid. Allí era una estrella, y eso es muy bonito", dice. Y se toma con humor algunas deficiencias del club. "Tenía que ir vestido de jugador desde casa, porque no tienen vestuarios. Imagínate acabar la primera parte e ir al banquillo con 50 grados de calor porque no hay vestuario". Denilson sólo se apena cuando habla de su salida del Betis. "¡Joé, sería muy bueno volver a jugar otra vez allí! Tuve mis momentos buenos y malos, como todos, pero mi salida fue mi triste. La gente me quería mucho, y yo a ellos. Si me fui a Vietnam, ¡imagínate si no volvería a España!".

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